La Fisicromía es una estructura diseñada para revelar diferentes comportamientos y otras condiciones del color, que se modifica según el movimiento del espectador y la intensidad de la luz ambiente. De esta forma, crea una situación aditiva, refleja y sustractiva del color que se proyecta y evoluciona en el espacio.
La Fisicromía actúa como una “trampa de luz” en un espacio donde una serie de tramas de color interacciona y se transforman las unas con las otras, lo que produce nuevas gamas cromáticas ausentes del soporte. De esta manera el color invade el espacio circunscrito entre las láminas verticales —moduladores de luz— que abarcan toda la obra. Además, bajo el efecto del desplazamiento del espectador o de la fuente de luz, una serie de variaciones cromáticas aparecen, similares a las que se observan en el espacio real del paisaje.
Estas variaciones cromáticas se repiten incansablemente cada día, sin llegar a ser exactamente las mismas, sin que nunca sea igual la intensidad y la naturaleza de la luz que las baña. De allí el nombre de Fisicromía, por el hecho de poner en juego el color luz, el color físico.
La obra está diseñada para que se mire desde múltiples ángulos. Dependiendo de la posición del espectador en relación con la obra, el color a través de su superficie, cambia drásticamente, transformandóse de una gama cromática en una otra a medida que el espectador se mueve frente a la obra.
Judith Wilkinson, curadora y escritora de arte – The Art Newspaper, 2019